25/7/11

Fascia de Cooper (15)

Cada jornada, ataviada con su camisón francés, madre leía la biblia antes de dormirse. Una noche, tenía yo diez años, me desperté por la madrugada pues me había orinado encima.
Me dirigí hacia la habitación de madre y al asomarme por la puerta, advertí que estaba ella leyendo el buen libro mientras que generaba un movimiento repetitivo y veloz debajo de la sábana y gemía y suspiraba de manera continua.
Al otro día, en ausencia de madre e invadido por la curiosidad, acudí a su habitación para conocer qué pasaje había estimulado tan extraña acción por parte de ella. Tomé entonces su biblia y me dirigí hacia la página indicada por un señalador.
Allí había una foto de mí y  un párrafo subrayado: "El hombre que tenga los testículos aplastados o el pene mutilado no será admitido en la asamblea de Yahveh".
Años después caí en cuenta de que madre se masturbaba con mi foto y el Deuteronomio.