No hace mucho, urgando en los cajones del placard de madre,
entre sus enaguas y negligés, hallé una antigua caja taraceada de madera.
En su
interior, había algunas fotografías que mostraban a mi padre, en sus años
mozos, junto a un bebé desnudo.
En una de las fotografías viejas, papá tenía el
miembro viril erecto sobre el pecho del niño. En otra mantenía el diminuto pene
del bebé en su propia boca, debajo del grueso mostacho.
Todas las fotos -eran muchas-
tenían ese tenor.