20/2/11

Capa intraperitoneal (1)

Esa muerte y aquel suicidio. Ambos conviven en mí como una provocación que inmigra noche tras repetida noche.
Y ahora ella se acostó con mi padre, con todo el asco que le debe haber causado eso. Mi esposa y mi padre manteniendo relaciones sexuales. Quién lo diría. Ella me advertía desde hacía mucho que iba a hacerlo, pues según sostenía, eso iba a dejarme una enseñanza notable, si sabía interpretarlo.
Me lo contó por teléfono. Acababan de terminar de hacerlo. Según me dijo, mi padre estaba desnudo en el baño y ella, también sin ropa, llamaba por el aparato telefónico del cuarto. Me confesó que mientras lo hacían había experimentado arcadas en todo momento, pero aún así había llegado al clímax. De milagro no había vomitado. Pero era necesario que tu padre y yo nos acostemos, agregó. También dijo, antes de colgar: "Tu padre te envía saludos".
Pero esa muerte y aquel suicidio.
Las yemas de mis dedos se han arrugado de repente. Como si hubiese pasado largas horas en el agua. Qué extraño.

1 comentario: